«Relato: El discurso del héroe»

  Y así es como inauguro mi blog: Con un relato propio. ¿O un cuento? Según la narrativa, he escrito un relato. Por lo demás, es la primera vez que hago "público" un escrito mío, a excepciones de profesores, padres y psicólogos. Y es así que, si de casualidad alguien lee esto, les pido que con total amabilidad y suficiencia me corrijan cualquier error ya sea ortográfico, de narración o palabras mal utilizadas sistemáticamente.
Sin más introducción, se los dejo:


-El discurso del héroe-

  La tercera guerra mundial ha terminado. El bando victorioso se regocija de satisfacción, mientras que los vencidos se lamentan. Todos tienen perdidas, todos tienen deudas, pero aun así, se puede ver dividido el mundo en dos contrarias emociones.

Ahora mismo, la trasmisión en vivo más esperada está a punto de ser plasmada en todas las televisoras, en cada canal del planeta. Se encienden las cámaras y apuntan a una multitud de gente. Gente feliz, por supuesto. Gente civil del bando ganador. El bienestar y la euforia se perciben. A continuación, las cámaras se centran en un soldado –El cual no se mencionará ni el nombre ni la nacionalidad- que se para enfrente de un pedestal.

Él es el nuevo héroe nacional, un joven francotirador que será recordado para siempre en la historia. ¿Su hazaña? Pues, realizó un importante hurtaje al enemigo de valiosas armas; además de salvar a cientos de compañeros que eran prisioneros de guerra; detecto a varios traidores; y realizó la mayor matanza de soldados enemigos tanto con su arma hasta con sus propias manos. Pero sorprendió con su mente maestra al efectuar planes de estrategias que le dieron el golpe final a esta guerra de una vez por todas. Fue rápidamente ascendido a suboficial, uno de los rangos más importantes en la milicia de su país, por su valentía y astucia.

Retomando, el joven héroe se para enfrente del pedestal, frente a la multitud y a un montón de cámaras más. El mundo está atento para escuchar sus influyentes palabras. Reina el silencio y, desde la total improvisación, empieza a hablar sin vacilación:

  “Desde el punto de vista moral puedo ser merecidamente cuestionado y sentenciado; pero por el estimar de nuestros caídos y salvada soberanía: que nadie se atreva.

  No estoy orgulloso de todas las matanzas que he realizado a lo largo de estos años; pero, eso sí, tampoco me echo para atrás: no me avergüenza afirmar que no me siento para nada arrepentido de mis viles acciones. Porque yo no mato por gusto ni para complacer a los demás; mi vehemencia se encuentra en la adoración a mi patria y en el amor por una difunta mujer, cuya vida ha sido arrebatada por los opuestos.

  Pero ahora, un mensaje importante para todos los ciudadanos: Nosotros, los soldados, tuvimos que jugar el rol de depravados; ensuciarnos las manos con soberbia y sangre ajena para entregarles a todos ustedes la posibilidad de vivir en una nación de paz. Así que les pido, por favor, que no insultaran ni menospreciaran a ningún civil enemigo, a consecuencia que estarían menospreciando nuestra ardua labor y desdeñarían nuestros sacrificios como si no hubieran valido para nada. No ensucien el nombre de nuestra nacionalidad por un receloso rencor de una cruel guerra pasada.

  En cuanto a mis matanzas, perdón a las familias ajenas de mi país. Esas que se encuentran del otro lado del océano. Y reitero que lo siento por el malestar que pude haber causado en sus alejadas moradas. Durante todo lo que me queda de vida, llevaré a mis espaldas la pesada carga de más de trecientos hombres muertos. Pero aunque siento este gran pesar, repito: Era mi deber defender a los míos, aunque me dé afrenta admitirlo. Porque, como muchos sabrán, en la guerra todo vale y no fuimos precisamente los causantes de esta: Más bien fueron las inmundicias que miran desde arriba, desde todos los rincones del planeta.

  Ahora, ya no tenemos ningún enemigo ni razón para luchar. Ya se acabó, ya hay paz y una fuerte y reciente unión nacional. Aunque es deplorable que tengamos que pasar por guerras y desdichas para conseguir un futuro mejor. ¿No habrá otro camino donde no se lastime a terceros? ¿Dónde otras millones de personas no salen perjudicadas para beneficiar a una pequeña comunidad? Ahora no nos queda más que olvidar el rencor y el pasado para ayudarnos mutuamente. Para que este mundo sea mejor para cualquier persona en cualquier rincón del planeta.

  Esta época oscura nos dejó cicatrices, algunos más que otros, pero todos salimos lastimados. Por eso, no hay que ocultarlas, ni borrarlas, ni menospreciarlas. Hay que aprender de ellas y tenerlas siempre presentes, para que así, en un futuro, no volvamos a pasar las mismas desgracias y podremos afirmar, de una vez por todas, que vivimos en un mundo mejor.”


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  Y eso es todo lo que tengo que decir.

  La verdad es que no sabría como clasificarlo. La idea de este texto me surgió fugazmente: aunque no recuerdo bien el porqué lo escribí hace bastantes meses atrás en una hoja del Word.

  Básicamente, lo que quería representar, era la situación que viven y vivieron muchas naciones con respecto a la guerra. 

  Y díganme ¿Quiénes son los que las generan: los civiles que solo quieren vivir bien y en paz, o los grandes dirigentes del mundo? Con lo que respecta a mi opinión, nadie se salva de ser el malo. ¿La segunda guerra mundial? Hitler fue un desgraciado, Truman y demás aliados también. ¡Y qué decir sobre el actual conflicto del golfo! Como dije: nadie se salva de ser el malo. Nadie.

  Y ahí está la cuestión: ¿Cómo se puede no serlo, si para ganar poder tenés que pisar cabezas? Esto se puede ver hasta en la mismísima vida cotidiana. ¿Habrá alguna forma de conseguir la tan ansiada paz y beneficio para todos de una forma más pacífica, sin perjudicar ni excluir a nadie por defecto? Si de algo estoy segura, es que esa oportunidad no va a aparecer por sí sola, mágicamente (y bueno... escribiendo blogs en Internet desde la comodidad de mi casa tampoco: que quieren que les diga).

  Pero que mundo tan complicado... ¿Quién fue la bestia que lo organizó así? Aunque también yo soy la inepta que lo ve así. Pero una vez que te das cuenta de algo, ¿Cómo ignorarlo? Sin duda no tengo la suficiente indiferencia para hacerlo.

  Y vos, querido lector ¿Qué opinás?



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